Nombre: Cantador nº 82 negro 630 k.
Ganadería: Hnos. Aguirre Fernández-Cobaleda
Lidiado: 6 de Septiembre de 2004 Valladolid
Mario Campillo: 2 orejas
Cuando sale el toro se acaban las tonterías. Cuando en el ruedo impone su ley el toro, bravo o manso, con presencia y poder, todo se mira con otros ojos. La lidia se convierte entonces en un cara o cruz. Así salió el sexto toro, un animal de 630 kilos bien repartidos, serio de cara, astifino y con mucho poder.
Mucho toro, podría pensarse, para Mario Campillo, que dos horas antes acababa de tomar la alternativa con uno que pareció el hermano pequeño de éste. Mucho toro para Campillo, sin duda, y mucho toro también para cualquiera que no hubiera mostrado la determinación que mostró con él el nuevo matador.
“Cantador” no acudió mal al capote, aunque donde enseñó por primera vez su verdadera condición fue en el caballo. Tomó dos buenos puyazos, recargando con más fuerza y poder que bravura en dos excelentes varas de El Patilla. Ya entonces estaba el toro perfectamente definido: era un manso con poder, exigente pero sin genio, que en banderillas apretó mucho, siempre hacia adentro, y en la salida de los pares.
No era toro fácil, y mucho menos para un torero nuevo. Sin embargo, Campillo no se amilanó. Se dobló con garra, y luego procuró sacarle siempre la muleta por abajo. Sólo así iba largo el toro, porque por alto, o si enganchaba la tela, punteaba y se quedaba debajo. Las dos últimas series de naturales tuvieron un gran nivel, por la entrega del torero, por la largura de los muletazos y por la emoción que puso el toro. Mató Campillo de una buena estocada y le concedieron las dos orejas. Era de justicia.
Ganadería: Hnos. Aguirre Fernández-Cobaleda
Lidiado: 6 de Septiembre de 2004 Valladolid
Mario Campillo: 2 orejas
Cuando sale el toro se acaban las tonterías. Cuando en el ruedo impone su ley el toro, bravo o manso, con presencia y poder, todo se mira con otros ojos. La lidia se convierte entonces en un cara o cruz. Así salió el sexto toro, un animal de 630 kilos bien repartidos, serio de cara, astifino y con mucho poder.
Mucho toro, podría pensarse, para Mario Campillo, que dos horas antes acababa de tomar la alternativa con uno que pareció el hermano pequeño de éste. Mucho toro para Campillo, sin duda, y mucho toro también para cualquiera que no hubiera mostrado la determinación que mostró con él el nuevo matador.
“Cantador” no acudió mal al capote, aunque donde enseñó por primera vez su verdadera condición fue en el caballo. Tomó dos buenos puyazos, recargando con más fuerza y poder que bravura en dos excelentes varas de El Patilla. Ya entonces estaba el toro perfectamente definido: era un manso con poder, exigente pero sin genio, que en banderillas apretó mucho, siempre hacia adentro, y en la salida de los pares.
No era toro fácil, y mucho menos para un torero nuevo. Sin embargo, Campillo no se amilanó. Se dobló con garra, y luego procuró sacarle siempre la muleta por abajo. Sólo así iba largo el toro, porque por alto, o si enganchaba la tela, punteaba y se quedaba debajo. Las dos últimas series de naturales tuvieron un gran nivel, por la entrega del torero, por la largura de los muletazos y por la emoción que puso el toro. Mató Campillo de una buena estocada y le concedieron las dos orejas. Era de justicia.
http://rayitodeubrique.blogspot.comME HA ENCANTADO EL BLOG TE MANDO EL MIO PARA VER LO QUE TE PARECE.
ResponderEliminarUN ABRAZO,RAYITO.
QUE NO DECAIGA LA AFICION.