domingo, 25 de octubre de 2009

Talavante, revienta Las Fallas


Nombre: Jarandero nº 8 negro 501 k.
Ganadería: Núñez del Cuvillo
Lidiado: 16 de Marzo de 2007 Valencia
Alejandro Talavante: 2 orejas

Ha partido la Feria por la mitad, ha reventado las Fallas con una faena de fuego. Alejandro Talavante ha explosionado la plaza de Valencia, la ha puesto a doscientas pulsaciones por minuto, le ha robado el corazón, se lo ha quemado como quien revienta un motor de tanta emoción, de pisar a fondo el acelerador toreando muy lento, con una quietud de pasmoso patetismo. Decíamos en Olivenza mismamente que Talavante desarrolla más cuando se olvida del papel que quiere interpretar, que además no es el del mejor José Tomás. Y cuando engancha a los toros por delante, cuando corre la mano como ayer, en dos series inmensas, profundiza más en el mar del toreo. La faena creció como la espuma desde un comienzo en el platillo por estatuarios inmaculados, desde una serie de largos naturales y otra de más corto trazo. Pero sobre la derecha vino la mascletá, que en esta tierra se miden por el ritmo y los decibelios. Mascletá ligada de compás abierto, unida, conjuntada: ¡por dónde se pasa los toros este tío! Un cambio de mano soberbio y apareció el concepto de total hieratismo, los pies juntos y media muleta asomada tras el segundo muslo, pura emoción y menor temple, que es lo que trae, la una por el sacrificio del otro. Ahora, que cómo prende en los tendidos. Hacía tiempo que no se veía a la gente en pie, bramando, rugiendo como el león de la Metro. Bárbaro, y «estad preparados para la ejecución de las bernadinas que os vais a electrificar en la localidad», les advertí a mis compañeros de ídem. Porque Talavante no sólo se ciñe al toro como un castizo a la manola en apretado chotis, sino que además es que en tan corto embroque les cambia el viaje, les asoma la muleta por un lado y en un ¡ay! les saca el engaño por el otro, con lo que aquello pasa por allí como una escena de cine de terror, con todo el público agarrado a las butacas. Como en la reciente feria oliventina, mató, sin estilo, pero mató, que para como andaba el pasado año ya es. Las dos orejas cayeron tras el descabello de forma abrumadora, indiscutible.No puede pasar una línea más sin alabar al toro de Núñez del Cuvillo, bautizado “Jarandero” entre encinas y jaras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario