Nombre: Matador nº 34 negro 539 k.
Ganadería: Zalduendo
Lidiado: 23 de Marzo de 2008 Sevilla
El Cid: oreja
Un toro descolgado, largo y estirado de carnes, justo de fuerza, fue lidiado con esmero y medido con milimétricas dosis por El Boni, que lo administró a la perfección: ni un capotazo necesitó para colocarlo en el primer par, andándole por la cara.
Cid se abrió con él a los medios con un buen principio, pase de la firma rubricado con buen aire y una trinchera muy torera. La zurda pronto toreó muy en largo, suave y ligado; embarcadas por derecho y por delante, las embestidas se prolongaban quizá un tanto en línea para ayudar, que el zalduendo guardaba la casta justa para emplearse por abajo. Cuando el diestro de Salteras se la echó al hocico y arrastró las telas mediada la faena, templadísimo y por abajo, el toro lo acusó. Y , de hecho, terminó rajadito, no sin antes obligar a El Cid a recolocarse para provocarle algo más al pitón contrario. Todavía lo apuró en derechazos en el momento exacto en que el noble domecq volvía ya grupas. Un espadazo por arriba y una oreja de justicia para compensar los únicos oles que se escucharon con sinceridad en la tarde, dedicados a su toreo al natural.
Ganadería: Zalduendo
Lidiado: 23 de Marzo de 2008 Sevilla
El Cid: oreja
Un toro descolgado, largo y estirado de carnes, justo de fuerza, fue lidiado con esmero y medido con milimétricas dosis por El Boni, que lo administró a la perfección: ni un capotazo necesitó para colocarlo en el primer par, andándole por la cara.
Cid se abrió con él a los medios con un buen principio, pase de la firma rubricado con buen aire y una trinchera muy torera. La zurda pronto toreó muy en largo, suave y ligado; embarcadas por derecho y por delante, las embestidas se prolongaban quizá un tanto en línea para ayudar, que el zalduendo guardaba la casta justa para emplearse por abajo. Cuando el diestro de Salteras se la echó al hocico y arrastró las telas mediada la faena, templadísimo y por abajo, el toro lo acusó. Y , de hecho, terminó rajadito, no sin antes obligar a El Cid a recolocarse para provocarle algo más al pitón contrario. Todavía lo apuró en derechazos en el momento exacto en que el noble domecq volvía ya grupas. Un espadazo por arriba y una oreja de justicia para compensar los únicos oles que se escucharon con sinceridad en la tarde, dedicados a su toreo al natural.
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