martes, 11 de mayo de 2010

"Aragonés" de Cuadri


Nombre: Aragonés nº 30 negro 579 k.
Ganadería: Celestino Cuadri
Lidiado: 25 de Mayo de 2008 Madrid
Israel Lancho: ovación

Con un bravísimo sexto de nombre “Aragonés”, de codicia desbordante por el son, el galope y el ritmo, bravo de verdad aunque hiciera salida de manso. Noble, entregado, de imponente presencia. Fue el toro de la revelación de Israel. El que lo pone en el mapa. Porque el torero, casi devorado por los nervios y por el propio toro en el recibo, decidió jugarse el todo a una carta y darlo de paso todo y más. Sabiendo de qué iba. En los medios abrió faena con un cambiado por dejando venir al galope y de largo al toro, larguísimo pero muy bien hecho. Casi despedido y arrollado al tercer viaje, aguantó Israel y remató con uno de pecho soberbio. Fue tanda de cinco y se oyeron de pronto los tambores: iba a haber triunfo. En la primera tanda con la diestra, vino el toro tomado y gobernado por delante. Cuatro ligados y el de pecho. El toreo, para adentro. Ni un paso en falso ni atrás de Israel. La siguiente tanda, con la zurda. Tres y el de pecho. El abecé del clasicismo. Y el punto en que una faena toma vuelo mayor: una tanda con la izquierda de gran ajuste y a cámara lenta.
Respondió el toro con incansable temple. No hubo enganchones, ni dudas en los embroques. La danza fue de las buenas y duró. Tupida y densa faena, sin más pausas que las imprescindibles, con su propio ritmo. El compás inevitablemente desgarbado de los toreros de casi dos metros. Pero de largos brazos y mano baja. Y gran asiento. Se desbordó la emoción. Cuadrado en los medios, atacó Israel con la espada pero cerrando los ojos. Atravesó al toro y le hizo guardia. Luego, en tablas, lo mató por derecho y por arriba. La muerte del toro, resistidísima, tan de bravo, puso a la gente de pie.

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