Nombre: Malaguiso nº 30 negro 517 k.
Ganadería: Atanasio Fernández
Lidiado: 4 de Septiembre de 2006 Valladolid
Manolo Sánchez: 2 orejas
La faena de Manolo tuvo mucho calado y toreó como hacía mucho tiempo. Excelso en el recibo capotero que recordó aquellos lances que diera en Las Ventas cuando salió por la Puerta Grande. El trasteo inicial con la franela fue de autentica lección de torería. Con la zurda lo enganchó por delante, planchada la muleta y llevándoselo hasta la cadera con naturalidad y sin forzar el gesto ni la forma. Así, con la elegancia y el temple de este torero, ligó varias tandas marcando el terreno por donde debía ir el toro que obedeció a los toques sutiles de su lidiador. Un toro muy noble al que le dieron en el jaco y fue distraído en los inicios muleteros. Pero pronto le enseñó a embestir el rubicundo torero pucelano que los remataba con los interminables de pecho, trincheras, de la firma y unos cambios de mano sensacionales. Agarró una estocada caída que tumbó de forma espectacular al buen atanasio. La plaza aplaudió a rabiar ante el faenón del vallisoletano y le pidieron las dos orejas con mucha fuerza, aunque el usía tardeó en sacar el segundo pañuelo.
Ganadería: Atanasio Fernández
Lidiado: 4 de Septiembre de 2006 Valladolid
Manolo Sánchez: 2 orejas
La faena de Manolo tuvo mucho calado y toreó como hacía mucho tiempo. Excelso en el recibo capotero que recordó aquellos lances que diera en Las Ventas cuando salió por la Puerta Grande. El trasteo inicial con la franela fue de autentica lección de torería. Con la zurda lo enganchó por delante, planchada la muleta y llevándoselo hasta la cadera con naturalidad y sin forzar el gesto ni la forma. Así, con la elegancia y el temple de este torero, ligó varias tandas marcando el terreno por donde debía ir el toro que obedeció a los toques sutiles de su lidiador. Un toro muy noble al que le dieron en el jaco y fue distraído en los inicios muleteros. Pero pronto le enseñó a embestir el rubicundo torero pucelano que los remataba con los interminables de pecho, trincheras, de la firma y unos cambios de mano sensacionales. Agarró una estocada caída que tumbó de forma espectacular al buen atanasio. La plaza aplaudió a rabiar ante el faenón del vallisoletano y le pidieron las dos orejas con mucha fuerza, aunque el usía tardeó en sacar el segundo pañuelo.
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